Hace muchos, muchos años, en la tierra de Israel, vivía una joven llamada María. Era una mujer muy especial, llena de bondad y amor. Un día, un ángel llamado Gabriel se le apareció a María y le dijo que iba a ser la madre del hijo de Dios.
30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. 31 Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre JESUS.
Imagina la emoción y el asombro que María debió sentir en ese momento. María estaba comprometida con un hombre llamado José, un carpintero muy bueno y honesto. Cuando ella le contó lo que el ángel le había dicho, José se sorprendió pero también confió en María y en la voluntad de Dios. Juntos, decidieron seguir adelante con sus planes de casarse y criar al niño que Dios les había prometido.
Pero un día, el emperador romano, llamado César Augusto, ordenó que todas las personas se registraran en su ciudad de origen por razones administrativas. En el caso de José, su ciudad de origen era Belén. Por eso, José tuvo que llevar a María desde Nazaret, donde vivían, hasta Belén, su ciudad.
Fue un largo viaje, especialmente para María, que estaba embarazada. Pero de este modo se cumplió con la orden de César Augusto y se permitió que se cumpliera la profecía de que el Mesías nacería en Belén.
Cuando finalmente llegaron a Belén, la ciudad estaba llena de gente. Todos habían venido a registrarse, y no había lugar para ellos en ninguna posada. Desesperados por encontrar un lugar donde María pudiera descansar, José buscó ayuda y finalmente encontró un establo donde los animales dormían.
En ese humilde establo, en medio del olor de los animales y el sonido de sus cencerros, María dio a luz a su hijo, Jesús. Ella envolvió al bebé en pañales y lo colocó en un pesebre, que era una especie de cuna improvisada hecha de madera y paja. Fue allí, rodeado de humildad y simplicidad, que el Salvador del mundo vino al mundo.
En esa misma noche, en los campos cercanos, había pastores cuidando sus rebaños de ovejas. De repente, un ángel del Señor se les apareció y la gloria del Señor los envolvió con su resplandor. Los pastores se asustaron, pero el ángel les dijo: «No teman, les traigo buenas noticias de gran alegría para todos. Hoy, en la ciudad de David, ha nacido el Salvador, que es Cristo el Señor«.
Los pastores se miraron unos a otros, sorprendidos y llenos de asombro. Luego, el cielo se llenó de una multitud de ángeles que alababan a Dios y decían: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace!».
Los pastores, emocionados por las palabras del ángel, decidieron ir rápidamente a Belén para ver al niño que había nacido. Encontraron a María, José y al pequeño Jesús en el establo, tal como el ángel les había dicho. Se postraron ante él, ofreciéndole su amor y adoración.
Pero la historia no termina ahí. Lejos, en un país lejano, había unos sabios, conocidos como los Reyes Magos, que habían visto una estrella especial en el cielo. Sabían que esa estrella los guiaba hacia el rey de los judíos. Decidieron seguir la estrella y llevarle regalos especiales al niño.
Después de un largo viaje, los Reyes Magos llegaron a Belén y encontraron a Jesús. Le ofrecieron regalos muy valiosos: oro, que simbolizaba su realeza; incienso, que representaba su divinidad; y mirra, un perfume especial que mostraba que Jesús iba a dar su vida por nosotros.
Así, en ese humilde establo, rodeado de pastores y Reyes Magos, el niño Jesús nació para traer amor, esperanza y salvación al mundo entero. Su vida y enseñanzas cambiarían la historia para siempre.
¿Qué enseña esta historia a los niños?
La historia del nacimiento de Jesús nos enseña muchas cosas importantes.
- El regalo de la salvación: Jesús vino al mundo como el Salvador, para ofrecernos el regalo de la salvación y el perdón de nuestros pecados. Su nacimiento nos recuerda el amor inmenso que Dios tiene por nosotros y su deseo de que vivamos en comunión con Él.
- Amor y humildad: El nacimiento de Jesús en un humilde establo nos enseña que el amor y la humildad son más valiosos que cualquier riqueza o posición. Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo en condiciones simples para mostrarnos que el amor y la humildad son fundamentales en nuestras vidas.
- Fe y confianza: María y José confiaron en Dios y en sus planes, aunque la situación no era fácil. Aprendemos que tener fe y confianza en Dios nos ayuda a superar los desafíos y nos guía por el camino correcto.
- Esperanza y alegría: El nacimiento de Jesús trae esperanza y alegría a nuestras vidas. Nos recuerda que incluso en tiempos difíciles, siempre hay esperanza y que podemos encontrar alegría en la presencia de Jesús.
- El valor de la sencillez: A veces, nos preocupamos demasiado por las cosas materiales y las apariencias externas. Pero la historia del nacimiento de Jesús nos enseña que la sencillez y la pureza de corazón son realmente valiosas. No necesitamos cosas extravagantes para ser felices, sino un corazón sincero y amoroso.
Preguntas sobre el nacimiento de Jesús para niños
A continuación, comparto algunas preguntas sobre la historia del nacimiento de Jesús para que los niños puedan reflexionar y aprender más:
- ¿Dónde nació Jesús?
- ¿Qué le dijo el ángel Gabriel a María?
- ¿Cómo se llamaba el esposo de María?
- ¿Por qué María y José tuvieron que viajar a Belén?
- ¿Dónde encontraron María y José un lugar para quedarse en Belén?
- ¿Quiénes fueron los primeros en enterarse del nacimiento de Jesús?
- ¿Cómo supieron los pastores que Jesús había nacido?
- ¿Qué regalos llevaron los Reyes Magos al niño Jesús?
- ¿Qué representa el oro, el incienso y la mirra que los Reyes Magos le dieron a Jesús?
- ¿Qué nos enseña la historia del nacimiento de Jesús sobre el amor y la esperanza?
Resumen del nacimiento de Jesús
Hace mucho, mucho tiempo, en una pequeña ciudad llamada Belén, vivía una joven llamada María y su esposo José. Un ángel llamado Gabriel visitó a María y le dijo que tendría un bebé muy especial, el hijo de Dios.
María y José tuvieron que viajar a Belén para un censo. Cuando llegaron, todas las posadas estaban llenas y no encontraron un lugar donde quedarse. Pero un amable dueño les ofreció un establo, donde había animales.
Fue allí, en ese establo, que María dio a luz a su bebé, Jesús. Ella lo envolvió en pañales y lo puso en un pesebre, que es una cuna para los animales.
En ese momento, unos pastores que estaban en los campos cuidando sus ovejas recibieron una visita muy especial. Un ángel apareció y les anunció que el Salvador había nacido en Belén. Los pastores se sintieron muy emocionados y fueron a ver al bebé Jesús.
Más tarde, unos sabios llamados los Reyes Magos vieron una estrella especial en el cielo. Supieron que esa estrella les estaba guiando hacia el rey recién nacido. Viajaron mucho tiempo y finalmente encontraron a Jesús. Le llevaron regalos muy valiosos: oro, incienso y mirra.
Jesús vino al mundo para traer amor, esperanza y salvación a todas las personas. Su nacimiento es una celebración muy importante que recordamos cada año en Navidad.
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