Hoy vamos a descubrir una historia muy especial que Jesús contó para enseñarnos algo maravilloso sobre el amor de Dios. Esta historia se llama «La parábola de la moneda perdida» y nos muestra lo importante que es cada uno de nosotros para Dios.
Imaginen una casa sencilla y acogedora, donde vive una mujer muy cuidadosa. Esta mujer tenía diez monedas de plata muy valiosas, que guardaba con mucho cariño porque representaban todo lo que tenía. Cada moneda era especial para ella, como cuando nosotros tenemos algo que queremos mucho y lo cuidamos con todo nuestro corazón.
Pero un día, algo inesperado pasó. Una de esas preciosas monedas se perdió. ¿Pueden imaginar cómo se sintió la mujer? Estaba muy preocupada y triste, porque para ella cada moneda era importante, ¡incluso una sola!
Esta historia no es solo sobre una moneda que se perdió, sino sobre lo mucho que Dios nos ama a cada uno de nosotros y cómo nunca se da por vencido cuando nos perdemos o nos alejamos de Él. ¿Están listos para descubrir qué pasó cuando la mujer buscó su moneda perdida?

La mujer pierde una moneda
Imaginemos esa casa hace muchos años. Las casas no tenían luces eléctricas como las nuestras, así que por dentro estaba un poco oscuro. La mujer tenía diez monedas de plata brillantes que guardaba cuidadosamente.
Un día, mientras hacía sus quehaceres, se dio cuenta de que ¡faltaba una moneda! Contó una, dos, tres… hasta nueve. ¿Dónde estaba la décima? Su corazón empezó a latir muy fuerte porque esa moneda era muy importante para ella.
La búsqueda comienza
La mujer no se quedó de brazos cruzados sintiendo pena. ¡No señor! Inmediatamente se puso a buscar su moneda perdida con mucha determinación.
Encendió una lámpara
Primero, tomó su lámpara de aceite (como una vela, pero más grande) para tener más luz y poder buscar mejor en todos los rincones oscuros de su casa.
Barrió toda la casa
Luego, tomó su escoba y comenzó a barrer cuidadosamente cada rincón, cada esquina, debajo de los muebles y en todos los lugares donde la moneda podría haberse escondido. No dejó ni un solo lugar sin revisar.
Buscó con mucho cuidado
La mujer movió cada mueble, revisó cada grieta en el suelo, y buscó en cada lugar donde la moneda podría haber rodado. No se cansó, no se rindió, siguió buscando hasta encontrarla.
¡La alegría del encuentro!
¡Y entonces pasó! Entre todo el polvo y después de buscar por todas partes, vio algo brillante. ¡Era su moneda! Ahí estaba, escondida en un rincón donde había rodado sin que ella se diera cuenta.
La mujer sintió una alegría tan grande que no podía contenerla. Su corazón saltaba de felicidad. ¡Había encontrado lo que había perdido!
Compartiendo la alegría
Pero la historia no termina ahí. La mujer estaba tan feliz que no podía guardar su alegría solo para ella. Salió corriendo a buscar a sus amigas y vecinas para contarles las buenas noticias.
«¡Amigas, vecinas, vengan todas! ¡Alégrense conmigo!» les gritó con emoción. «¡He encontrado la moneda que había perdido! ¡Vamos a celebrar juntas!»
Y todas las mujeres del vecindario se alegraron con ella, porque entendían lo importante que era esa moneda y lo feliz que debía estar por haberla encontrado.
8 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. 10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Lucas 15:8-10
Reflexión de la Parábola de la moneda perdida para niños
Jesús contó esta historia para enseñarnos algo muy hermoso sobre el amor de Dios hacia nosotros.
Somos valiosos para Dios
En esta historia, nosotros somos como esa moneda perdida. Para Dios, cada uno de nosotros es muy valioso y especial. No importa si somos pequeños o grandes, si a veces nos portamos bien o mal, para Dios siempre somos importantes. Así como la mujer tenía diez monedas pero le importaba mucho esa una que se perdió, Dios tiene amor para todas las personas, pero también se preocupa por cada una de nosotros individualmente.
Dios nos busca cuando nos perdemos
A veces, todos nos sentimos perdidos o tristes, o hacemos cosas que no están bien. Es como si fuéramos esa moneda que rodó a un rincón oscuro. Pero así como la mujer encendió su lámpara y barrió toda la casa buscando, Dios nunca deja de buscarnos y cuidarnos. Él siempre está ahí para ayudarnos a encontrar el camino correcto.
Dios se alegra cuando regresamos a Él
Cuando la mujer encontró su moneda, estaba tan feliz que quería celebrar con todas sus amigas. De la misma manera, cuando nosotros regresamos a Dios, cuando pedimos perdón por nuestros errores o cuando decidimos hacer lo correcto, Dios se pone muy contento. Su alegría es tan grande que hasta los ángeles en el cielo celebran con Él.
Nunca estamos realmente perdidos
Lo más hermoso de esta historia es que nos enseña que nunca estamos realmente perdidos para Dios. Él siempre sabe dónde estamos y nunca se da por vencido con nosotros. Como esa moneda que siempre estuvo en la casa, nosotros siempre estamos en el corazón de Dios, aunque a veces no lo sintamos así.
Actividades y manualidades sobre la parábola de la moneda perdida
1. Búsqueda del tesoro de monedas
Materiales:
- 10 monedas de chocolate o monedas de juguete
- Una linterna pequeña para cada niño
- Una escoba pequeña o cepillo
- Premio pequeño para todos
Instrucciones:
- Esconde las 10 monedas en diferentes lugares del aula o casa, pero deja una especialmente bien escondida.
- Explica a los niños que van a ser como la mujer de la parábola, buscando las monedas perdidas.
- Dales linternas (como la lámpara de la mujer) y permíteles buscar las monedas.
- Cuando encuentren la última moneda (la más escondida), celebren todos juntos como lo hizo la mujer con sus vecinas.
- Mientras buscan, recuérdales cómo Dios nos busca a nosotros con el mismo cuidado.
2. Lámpara de la búsqueda
Materiales:
- Frascos de vidrio pequeños
- Papel tissue de colores amarillos y naranjas
- Pegamento
- Velas de té LED (seguras para niños)
- Marcadores permanentes
Instrucciones:
- Entrega a cada niño un frasco de vidrio limpio.
- Pídeles que escriban en el frasco con marcadores frases como «Dios me busca», «Soy valioso para Dios» o «Nunca estoy perdido».
- Ayúdales a pegar pedazos de papel tissue de colores cálidos alrededor del frasco para crear el efecto de una lámpara antigua.
- Coloca una vela LED dentro de cada frasco.
- Explica que esta lámpara les recordará que Dios siempre los está buscando con amor, así como la mujer buscó su moneda con su lámpara.
3. Corona de la alegría
Materiales:
- Cartulina dorada o plateada
- Tijeras seguras
- Pegamento
- Stickers de estrellas
- Monedas de chocolate o pegatinas de monedas
- Cinta elástica
Instrucciones:
- Corta tiras de cartulina lo suficientemente largas para hacer una corona para cada niño.
- Pide a los niños que decoren su corona con stickers de estrellas y peguen monedas de chocolate o pegatinas de monedas.
- Mientras decoram, hablen sobre cómo somos tan valiosos para Dios como esas monedas eran para la mujer.
- Une los extremos de cada corona con cinta elástica para que se ajuste a la cabeza de cada niño.
- Al final, celebren todos juntos usando sus coronas, recordando la alegría que Dios siente por cada uno de nosotros.
- Pueden hacer una «fiesta de celebración» como la mujer hizo con sus vecinas, compartiendo los chocolates de las coronas.
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