Hace mucho tiempo, en los días en que el pueblo de Israel viajaba por el desierto rumbo a la Tierra Prometida, había un hombre llamado Balaam. Balaam era un profeta, alguien que podía escuchar la voz de Dios. Un día, un rey malvado llamado Balac, que gobernaba una tierra llamada Moab, escuchó que los israelitas estaban cerca. Balac se asustó mucho porque sabía que Dios estaba con ellos y les ayudaba a ganar todas sus batallas.
Balac pensó en una manera de detener al pueblo de Israel. Entonces, decidió enviar mensajeros a Balaam para que viniera y maldijera a Israel. “Si Balaam maldice a este pueblo”, pensó el rey Balac, “podré derrotarlos”. Así que los mensajeros llevaron regalos y dinero a Balaam para convencerlo de maldecir a Israel.
Cuando los mensajeros llegaron, Balaam les dijo: “Esperen aquí esta noche, y les diré lo que Dios me diga”. Esa noche, Dios habló con Balaam y le dijo: “No vayas con ellos, y no maldigas a Israel, porque ellos son un pueblo bendito”. Balaam obedeció y al día siguiente les dijo a los mensajeros que no podía ir con ellos.
Sin embargo, el rey Balac no se rindió. Envió más mensajeros, más importantes y con más regalos. Esta vez, Balaam fue tentado por la riqueza y volvió a preguntar a Dios. Dios le permitió ir, pero le advirtió que solo debía decir lo que Él le ordenara.
Balaam se levantó temprano, ensilló su burra y comenzó el viaje. Pero en el camino, Dios envió a un ángel con una espada para detenerlo. Balaam no podía ver al ángel, pero su burra sí. Asustada, la burra se desvió del camino y se metió en un campo. Balaam, sin entender lo que pasaba, golpeó a la burra para que volviera al camino.
El ángel se movió más adelante y se paró en un lugar estrecho entre dos viñas. La burra, asustada otra vez, se arrimó contra una pared, aplastando el pie de Balaam. Él, enfadado, volvió a golpearla. Entonces, el ángel se movió a un lugar tan estrecho que la burra no podía pasar, y se echó en el suelo. Balaam, furioso, golpeó a la burra por tercera vez.
Y en ese momento, ¡Dios hizo que la burra hablara! La burra le dijo a Balaam: “¿Qué te he hecho para que me golpees estas tres veces?”. Balaam, sorprendido, respondió: “Te has burlado de mí. Si tuviera una espada, te mataría ahora mismo”.
La burra le respondió: “¿Acaso no soy tu burra, en la que has montado toda tu vida? ¿Alguna vez te he hecho esto antes?”. Balaam tuvo que admitir que no. Entonces, Dios abrió los ojos de Balaam, y él vio al ángel del Señor con una espada en la mano. El ángel le dijo a Balaam: “¿Por qué has golpeado a tu burra estas tres veces? Yo he venido para detenerte, porque tu camino no me agrada. Tu burra me vio y se apartó; si no lo hubiera hecho, yo te habría matado, pero a ella la habría dejado con vida”.
Balaam, asustado, dijo: “He pecado. Si no quieres que siga adelante, me regresaré”. Pero el ángel le dijo que continuara su viaje, pero que solo dijera lo que Dios le mandara decir.
Cuando Balaam llegó donde estaba el rey Balac, en vez de maldecir a Israel, lo bendijo tres veces, porque eso era lo que Dios le mandó hacer.
Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?
El rey Balac se enfureció, pero Balaam obedeció a Dios.
3 lecciones para niños de la historia de Balaam y su burra
- Obedecer a Dios siempre es lo correcto:
Balaam aprendió que, aunque fue tentado por riquezas y promesas, debía obedecer a Dios por encima de todo. Los niños pueden aprender que siempre es mejor hacer lo que Dios nos pide, incluso si otras personas nos ofrecen cosas que parecen atractivas.
- Dios puede usar cualquier medio para guiarnos:
Dios usó a una burra para detener a Balaam y protegerlo de un gran peligro. Esto enseña que Dios tiene muchas formas de hablarnos y guiarnos, a veces de maneras que no esperamos. Los niños pueden aprender a estar atentos a las señales y a escuchar cuando Dios les habla.
- No debemos enojarnos sin entender la situación:
Balaam se enojó con su burra porque no entendía por qué se detenía. Pero una vez que Dios le abrió los ojos, vio que la burra estaba salvándolo del peligro. Los niños pueden aprender a no enojarse rápidamente y a intentar entender por qué las cosas suceden antes de reaccionar.
Actividades sobre Balaam y su burra para niños
“Caminata ciega” con guía
Objetivo:
Esta actividad recrea la experiencia de Balaam confiando en la guía de su burra, ayudando a los niños a aprender sobre la importancia de confiar y escuchar.
Materiales:
- Vendas o pañuelos para cubrir los ojos
- Espacio amplio y seguro para caminar
- Obstáculos seguros (pueden ser almohadas, cajas, conos de plástico, etc.)
Instrucciones:
- Preparación: Coloca varios obstáculos en el área de juego que los niños deberán evitar (almohadas, conos, etc.). Estos representan los obstáculos que Balaam no pudo ver pero que su burra sí.
- División en parejas: Divide a los niños en parejas. Uno de los niños será vendado para representar a Balaam, y el otro será el guía, representando a la burra. El guía debe dar instrucciones claras y precisas para ayudar al niño vendado a navegar por los obstáculos sin tocarlos.
- Caminata: El niño vendado debe escuchar y seguir únicamente las instrucciones de su guía. El guía puede decir cosas como: “Da un paso a la derecha” o “Levanta el pie para evitar un obstáculo”. La meta es llegar al otro lado del espacio sin tropezar con los obstáculos.
- Cambio de roles: Después de completar la caminata, los niños deben intercambiar roles, para que todos experimenten ser tanto el guía como el guiado.
- Reflexión: Al final, reúne a los niños y discute la actividad. Pregunta cómo se sintieron al confiar en su guía sin poder ver y cómo esto se relaciona con la historia de Balaam. Resalta la importancia de confiar en quienes nos guían correctamente, al igual que Balaam debería haber confiado en su burra, y cómo nosotros debemos confiar en la dirección de Dios.
Manualidad de la burra de Balaam
Objetivo:
Permitir que los niños recuerden la historia a través de la creación de una burra de papel y reflexionen sobre el mensaje de la historia al escribir el versículo clave.
Materiales:
- Cartulina o papel grueso
- Tijeras (con puntas redondeadas para mayor seguridad)
- Pegamento
- Lápices de colores, crayones o marcadores
- Ojos móviles (opcional)
- Cinta adhesiva
- Versículo clave (Números 22:28)
Instrucciones:
- Preparación: Prepara una plantilla de la burra en cartulina o papel grueso, que los niños puedan cortar y armar. La plantilla puede incluir el cuerpo, las patas, la cabeza y la cola de la burra.
- Decoración: Pide a los niños que coloreen las diferentes partes de la burra antes de recortarlas. Pueden usar ojos móviles para darle vida, o simplemente dibujarlos.
- Recorte y ensamblaje: Los niños recortan las piezas de la burra y las ensamblan usando pegamento o cinta adhesiva. Ayúdalos a unir las patas al cuerpo, la cabeza al cuello, y la cola al cuerpo. Asegúrate de que la burra pueda mantenerse en pie.
- Escribir el versículo clave: Una vez que la burra está ensamblada, los niños pueden escribir el versículo de Números 22:28 en el costado de la burra: “Entonces Jehová abrió la boca a la asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces?”.
- Exposición: Los niños pueden llevar sus burras a casa o exponerlas en la clase como recordatorio de la historia y de la lección sobre la obediencia a Dios.
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